El Comportamiento Reproductivo
del Salmón
Atlántico en el Medio Natural.
A finales de Otoño y principios de Invierno los últimos
salmones de los ríos españoles completan la etapa final de
su prodigioso viaje para alcanzar por fin los frezaderos naturales.
La reproducción en el río cierra el apasionante ciclo de
vida de una especie que simboliza perfectamente la lucha y el esfuerzo
por la perpetuación de los individuos en el planeta.
La utilización de cámaras submarinas remotas nos ha permitido
conocer y estudiar a fondo que ocurre realmente en los frezaderos durante
el desove. A lo largo de este texto describiremos detalladamente
el comportamiento reproductivo del salmón. Al mismo tiempo
trataremos de dar a conocer alguno de los enigmas de su particular y fascinante
historia natural.
El pez que subía los ríos
El ascenso del salmón
en los ríos es un fenómeno asombroso que se repite todos
los años cuando llega la época del desove. La persistencia
y obstinación de los peces por llegar a los prístinos
frezaderos en las partes superiores del río ha cautivado desde siempre
la conciencia humana.
El precio que pagan los
salmones por llegar hasta las cabeceras del río es elevado.
Por un lado sus ya mermadas reservas energéticas sufren un desgaste
considerable durante el remonte. Esto se agrava conforme el desnivel
superado es mayor y mas son los obstáculos naturales o artificiales
que los peces han de salvar. Por otro, el limitado caudal del agua
en zonas altas del río les hace mucho mas vulnerables a sus posibles
depredadores.
Al acceder hasta los elevados
frezaderos del río los salmones sacrifican su propio “bienestar”
al de su futura descendencia.
Las cabeceras del río
con sus aguas impolutas, ricas en oxigeno y libres de sólidos en
suspensión constituyen el hábitat ideal para la puesta, el
alevinaje y el desarrollo de los juveniles.
Sabemos que después
de que los alevines abandonen el lugar de nacimiento se quedaran a residir
en aguas cercanas. Sabemos también, que de haber desplazamientos
estos serán casi siempre en el sentido de la corriente.
La competición por el alimento y el refugio de depredadores son
en las fases de vida tempranas del salmón sus principales causas
de mortalidad. Estos dos índices se disparan cuando la densidad
de peces es elevada.
Al llegar los reproductores
hasta los elevados frezaderos conseguirán que su descendencia disfrute
de un hábitat de mejor calidad, de una potencial zona de colonización
mayor y de una densidad menor que la de otros peces que hayan desovado
en tramos mas inferiores donde les haya sido mas fácil llegar.
A su vez, los juveniles nacidos en tramos mas bajos se favorecerán
de que la población se distribuya a lo largo de la longitud del
río evitando así densidades elevadas.
Es esencial entender este
concepto a la hora de plantear cualquier política de conservación
o rehabilitación en una cuenca salmonera. La destrucción
o inaccesibilidad de las áreas naturales de reproducción
constituye una de las principales causas de la regresión de esta
especie.
La Freza
Las hembras son las encargadas
de escoger el lugar de la puesta. Lo hacen en zonas de substrato
gravoso con corrientes relativamente rápidas que faciliten la oxigenación
del agua. Las colas de las tablas donde el agua comienza a acelerarse
y la profundidad disminuye para pasar a convertirse en un rápido
son los lugares indicados para este fin.
Hembra sobre la cama
En estas zonas excavan meticulosamente
las camas de freza donde depositarán los huevos. Para ello
giran su cuerpo y mediante enérgicas y rápidas batidas
de su aleta caudal sacuden el fondo del río limpiándolo de
sedimentos, grava y piedras.
Hembra excavando
Hembra excavando
Las camas son áreas
de aproximadamente 2 metros de diámetro que después
de las batidas quedaran mas claras que el resto del fondo habiéndose
librado de algas y vegetación adherida al substrato.
Al principio las batidas
son exploratorias en busca del lugar ideal. Es relativamente frecuente
que aun después de haber pasado horas batiendo las hembras abandonen
definitivamente la cama al darse cuenta que el sitio no es el apropiado.
Conforme el proceso avanza
las hembras se van concentrando en puntos determinados dentro de una misma
cama donde excavarán los nidos. Los nidos son surcos elípticos
en la cama de 10 a 15 cm de ancho y varios centímetros de profundidad.
La construcción de esta depresión en el fondo servirá
para enterrar los huevos protegiéndolos de las corrientes y guardándolos
fuera del alcance de los depredadores. Esta protección durará
hasta que los alevines resultantes de la eclosión abandonen definitivamente
la cama algunos días después de que hayan absorbido totalmente
el saco vitelino del que se nutren.
Los machos no participan
en la construcción de las camas. Dedican en cambio todas sus
energías a competir entre sí por el acceso a una posición
privilegiada cerca de la hembra. Como resultado de estos enfrentamientos
se establece una autentica jerarquía en las inmediaciones de la
cama. Llega un momento en el que un macho en particular adquiere
el rango de dominante, los demás, ahora llamados
satélites,
se colocarán en posiciones algo mas alejadas esperando su oportunidad.
El macho vencedor emplea
su tiempo en ahuyentar a los intrusos que se acercan continuamente a la
cama. Al mismo tiempo corteja periódicamente a la hembra realizando
“quiverings” o temblores de cortejo. Para ello se le aproxima
paralelo y casi rozándola sacude todo su cuerpo de una forma muy
vigorosa en un movimiento que va desde su cabeza hasta su cola. El
quivering del macho dura de 1 a 3 segundos y mediante él trata de
estimular a la hembra para favorecer la expulsión de huevos al tiempo
que le advierte de que esta preparado para cumplir su función como
reproductor.
Es absolutamente vital que
macho y hembra actúen con una sincronización perfecta en
el momento del desove. La fecundación solo será viable
en los segundos inmediatos a la puesta.
La hembra al separarse verticalmente
del fondo conforme se le aproxima el macho haciendo el quivering le advierte
de que aun no esta lista. En algunos casos machos cegados por la
intensidad del momento llegan a expulsar esperma sin que haya habido suelta
de huevos. Este fenómeno, conocido como falso desove,
no impedirá siguientes tentativas
La excavación de
los nidos es agotadora. Las hembras interrumpen su proceso para descansar
en alguna poza cercana.
Hembra
se dispone a batir
Hembra
Hembra añal (1)
En ocasiones el macho dominante se queda
en la cama guardando el territorio mientras espera a su compañera.
Otras veces, impacientado, abandonará la cama e irá en su
busca tratando de atraer su atención para que vuelva al nido.
Cuando la hembra regresa
a la cama se reinicia la actividad.
Los ataques son continuos
y en muchas ocasiones conllevan a verdaderas heridas producto de las temibles
mandíbulas que los machos han desarrollado durante su maduración
sexual.
Frecuentemente las truchas,
parientes próximos al salmón, se unen al cortejo. En
presencia de salmones machos las truchas juegan un papel pasivo.
Saben que no pueden competir con los salmones adultos, en lugar de ello
permanecen escondidas en los alrededores de la cama. Siempre al acecho
esperan también ellas su oportunidad .
El escenario en los frezaderos
conforme se acerca el desove es espectacular. La tensión va
progresivamente en aumento. Los ataques se suceden. Los satélites
como si cooperasen entre sí, se turnan desviando la atención
del macho dominante. Mientras unos lo hostigan y ocasionan que abandone
la cama otros aprovechan su ausencia y colocándose en paralelo con
la hembra le hacen quiverings con la esperanza de que expulse los huevos.
Al mismo tiempo truchas macho merodean los alrededores de la cama.
Las de mayor tamaño se atreven incluso a cortejar a la hembra
salmón en los breves instantes en los que esta ausente el macho
dominante.
Mientras las peleas continúan, la hembra, como si permaneciese ajena a la terrible lucha que ella misma esta generando, prosigue sus excavaciones con regularidad.
Pero no son estos los únicos
actores en este particular drama natural.....
El dilema de los vironeros
Tras su nacimiento y después
de haber transcurrido un periodo de tiempo variable en el río los
salmones juveniles ahora llamados pintos sufren una serie de transformaciones
fisiológicas que posibilitaran su salida al mar. Este fenómeno
conocido con el nombre de esguinaje se sucede todos los años con
la llegada de la Primavera y congrega cardúmenes numerosos en aguas
cercanas al estuario.
Sorprendentemente una proporción
variable de los pintos macho no esguinará. Adoptaran en cambio
la estrategia de permanecer en el río a la espera de la llegada
de las hembras adultas.
Son los llamados vironeros. Machos juveniles sexualmente
precoces que han madurado en el río sin necesidad de salir al mar.
Y que ahora esperan pacientes su turno para tratar de fecundar los huevos
de las hembras de retorno.
Peces de apenas 50 gr tratarán
de reproducirse con hembras muchas veces superiores a los 5-6 Kg de peso.
El precio que pagan los vironeros por la posibilidad de su contribución
a la descendencia de la población es altísimo. Significa
en muchos casos la muerte. Salmones adultos de ambos sexos no dudarán
en matar, si los atrapan, a los audaces juveniles que osan entrometerse
en las camas de freza. Aún saliendo ilesos de la trama e independientemente
de si han sido capaces de fecundar a alguna hembra los jóvenes vironeros
se enfrentan tras la freza a un largo invierno con sus reservas energéticas
ya muy consumidas. Tan solo aquellos cuyo peso no haya descendido
por debajo de un umbral limite serán capaces de sobrevivir.
Durante el cortejo reproductivo
la única ventaja de la que se valen los vironeros es su tamaño.
Este les permitirá pasar desapercibidos y colocarse en una posición
ideal en la cama. a salvo del gran macho dominante. Tratan
de situarse lo mas próximos al lugar donde la hembra pondrá
los huevos. Aguardan escondidos el momento del desove dispuestos
a lanzarse como auténticos proyectiles al nido para expulsar su
esperma.
Cuando los adultos se hallan
ausentes del nido, podemos observar como los jóvenes precoces tienen
también su propia batalla. Compiten ferozmente entre sí
por la proximidad al nido. Muestran, al igual que los adultos, un
rango jerárquico en función de su agresividad y de su tamaño.
Del lugar que ocupen en el momento del desove dependerá su éxito
reproductivo.
Cuando regresan los adultos
los vironeros interrumpen su guerra particular. Permanecen con sus
cuerpos inmóviles semienterrados en la grava. Solo los mas
osados, los vironeros dominantes, se despegan a veces del substrato y nadan
impacientes incluso rozando con sus aletas los flancos de la hembra.
Esta temeridad puede costarles la vida.
Hasta recientemente no hemos podido comprender cual es el papel que juegan los juveniles precoces en el proceso de reproducción del salmón atlántico. Nuevas técnicas en el campo de la genética nos han permitido tener una idea de cual es la contribución de los vironeros en el desove. Estudios llevados a cabo en el Girnock Burn, pequeño arrollo tributario del río Dee en Escocia han establecido figuras promedio del 40% de huevos en las camas de un frezadero fecundados por vironeros.
Los juveniles precoces compiten
directamente con los adultos en la lucha por la “paternidad.”
Pero no es esta la única razón de que la relación
entre ambos se haya consolidado a lo largo de la historia evolutiva como
la de “auténticos enemigos”.
Sabemos que los vironeros
incurren en el canibalismo de huevos.
El alto contenido proteico
de los huevos puede, para un joven pez, significar la diferencia entre
la vida y la muerte. No sabemos aun sin embargo, si el pez vironero
adopta esta estrategia tan solo después de haber fracasado en el
desove o si lo hace también con los propios huevos que el mismo
ha fecundado.
El desove
Conforme se aproxima el momento final la hembra pasa mas tiempo sobre el nido. Las batidas se hacen cada vez menos frecuentes. Permanece en posición arqueada con su aleta anal hundida en el substrato. Respira agitadamente como si le faltase oxígeno, fruto quizás de su extenuación. El macho interpreta perfectamente estos signos. Se aproxima a la hembra vibrando todo su cuerpo. Ella sigue clavada en el fondo. Finalmente ambos, con sus vientres pegados al substrato, sus cuerpos arqueados y vibrantes, y sus mandíbulas exageradamente abiertas expulsan huevos y esperma para perpetuarse en la generación venidera.
En medio de la nube de esperma
que deja el macho los vironeros se lanzan al nido para fecundar a su vez
los huevos.
La suelta de huevos y esperma
dura de 4 a 10 segundos. Cuando la pareja reproductora se retira
machos satélites se tiran también al nido con la esperanza
de fecundar el mayor numero posible de huevos.
Tras el desove, después
de que los satélites hayan cumplido su función, la hembra
se vale nuevamente de su aleta caudal para enterrar los huevos.
Después de aproximadamente
10 minutos de continuas batidas, los huevos quedan totalmente cubiertos.
Se puede apreciar entonces en la cama un pequeño montículo
de piedras bajo el cual descansa la puesta.
La hembra se retira a descansar
en alguna poza cercana. Una vez haya recuperado parte de sus fuerzas
iniciará de nuevo todo el proceso. Tal vez la siguiente cama
la excave algunas decenas de metros mas allá. Tal vez sea
en la siguiente ocasión un macho distinto el que la corteje.
Al final cuando ya no le queden mas huevos en su interior se dejará
arrastrar por las corrientes hasta algún lugar tranquilo donde seguramente
morirá tras haber cumplido su principal cometido.
A diferencia del salmón
del pacífico, una pequeña proporción del salmón
atlántico
puede sobrevivir al desove regresar al mar y volver después
para reproducirse una vez mas.
Unos Apuntes Finales
El ciclo de vida del salmón
atlántico constituye uno de los ejemplos mas reveladores de la selección
natural de las especies en el planeta.
El salmón nace en
el río donde transcurren sus etapas de vida juvenil. Mas adelante
sale al mar y completa un increíble viaje que le llevará
a navegar en torno a las gélidas aguas del frente Artico en el Atlántico
Norte. Es en esas mismas aguas ricas en nutrientes y organismos planktónicos
donde cumplirá su fase de crecimiento alimentándose de peces
y crustáceos. Tras un periodo variable de estancia en el mar
dependiendo siempre de factores ambientales y hereditarios regresará
al mismo río que le vio nacer para reproducirse y ...morir.
Son los poquísimos
supervivientes de esta formidable y larga epopeya, los que han demostrado
ser los mas aptos candidatos para transmitir su carga genética a
la próxima generación. Entre este grupo de escogidos
aun tendrán que librar una ultima y definitiva batalla: la reproducción.
La transmisión genética
es al final la única recompensa que premia la tenacidad y persistencia
del salmón.
No importa si un pez murió en aguas marinas víctima de
alguno de sus temibles depredadores o si lo hizo en los frezaderos pocos
días antes del desove.
Tan solo los verdaderos
“padres” resultarán ser los auténticos vencedores en esta
batalla.
La situación del salmón atlántico en España
es dramática, habiendo desaparecido
ya este maravilloso pez de la mayoría de los ríos donde tan
solo hace unas décadas
abundaba. Tan solo quedan en nuestro país unos ocho ó
nueve ríos con poblaciones
de salmón, mas o menos estables aunque ya muy reducidas. Las
perspectivas en un
futuro cercano no pueden ser optimistas y de seguir la tendencia actual
se vislumbra
la extinción total a muy corto plazo.
Aún hoy, a finales de Otoño y principios de Invierno, en
los últimos y remotos refugios
naturales de nuestra cordillera Cantábrica donde persiste el salmón
es posible
contemplar a este maravilloso animal durante su reproducción.
Referencias:
Fleming, I.A. (1996) Reproductive
strategies of Atlantic salmon: Ecology and Evolution.
Reviews in Fish Biology and Fisheries 6, 379-416.
Youngson, A.F. and Hay, D.
(1996). The Lives of Salmon. An Illustrated Account of the
Life-history of Atlantic
Salmon.
Swan Hill Press,UK.
Texto y Fotos: W.U.V. Wildlife Underwater Video
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